Salud Mental para Todos

27.05.2025

"El tabú, la ley y las costumbres han de establecer nuevas limitaciones que afectarán tanto al hombre como a la mujer. Pero no todas las culturas avanzan a igual distancia por este camino; la estructura económica de la sociedad influye también sobre la medida de la libertad sexual restante" — Sigmund Freud, El malestar en la cultura (1930)


La salud mental debe ser un derecho no condicionado por la ubicación geográfica ni la capacidad económica.

Hace algún tiempo, en conversaciones con otros colegas psicoterapeutas, surgía la pregunta de ¿qué ocurre en Colombia que las personas no van a psicoterapia? Pues revisando datos del último "Análisis de Situación de la Salud Mental con Énfasis en Determinantes Sociales." En Colombia (2024), encontraba cifras un tanto preocupantes en el sentido de que a pesar de los años de investigaciones, programas, trabajos comunitarios e inversiones (entre otros factores) siguen estando en alza las cifras en diversos fenómenos concernientes a la salud mental de los colombianos y, por qué no, pudiese ser una muestra importante para tener en cuenta en el resto de américa latina.

Encontramos en este análisis de situación que "en menores de 7 a 11 años, el 55,4 % requirió atención en salud mental en el último año, pero solo el 48,1 % la solicitó. De estos, el 92,7 % accedió efectivamente al servicio." "En adultos de 18 a 44 años, solo el 38,5 % de quienes reportaron necesidad de atención la solicitaron, aunque el 94 % de estos sí accedió a ella." Si bien las cifras son alarmantes, no son sorprendentes, pues la infraestructura que ofrecen servicios y la alta ruralidad con condiciones de precariedad en el país aún es alta.

Ahora, es cuestión de pensarse una situación hipotética, en donde las personas requieren acceder a un servicio de psicoterapia o salud mental, pero no logran cruzar de su vereda al casco urbano del municipio donde residan; y aun así, logrando avanzar hacia el casco urbano, no se logra garantizar una atención de calidad, pues los servicios disponibles suelen limitarse a la atención de urgencias o a intervenciones centradas en psicofármacos, sin espacios reales para la palabra y el sufrimiento.

Si sumamos otra dificultad ante el precario acceso a la salud mental, debemos de tener en cuenta precisamente la pesquisa del anterior párrafo: las zonas rurales enfrentan mayor estigma, menos educación en salud mental, llevando a que las personas que habitan el campo o lugares apartados no generen fácilmente adherencia a los procesos, pues no creen que necesiten psicoterapia o simplemente no consideran la psicoterapia o la salud mental como un tema importante para su salud en términos generales, para sus relaciones interpersonales o como una forma de abordar sus angustias o temores.

Si bien aquí no quisiera adentrarme, pues las creencias o tradiciones son un aspecto de respeto y no se debe estigmatizar u homogenizar desde las culturas occidentales (hablando de formas de abordar la salud y la enfermedad), sí es importante preguntarnos cómo esto impacta la inversión que se hace a nivel público y privado para los territorios más alejados de las centralidades y grandes urbes.

El hecho de que se observen inequidades y abordajes descontextualizados en sus territorios por parte de profesionales y entidades de salud mental, nos pone en frente una incertidumbre con la que hay que saber trabajar y no dejar a un lado: los subregistros en las estadísticas sobre dichos grupos poblacionales. Al no tener registros cercanos de trastornos o dificultades mentales, diagnósticos importantes para solicitar presupuestos nacionales o de cooperación internacional, incidencias en conductas perjudícales para los mismos sujetos o incluso para las mismas comunidades, entre otros datos que se pierden, se gesta como un agravante ante las dificultades de intervenir y trabajar desde las disciplinas "psi" (psicología, psicoanálisis, psiquiatría, etc.).

Hasta este punto, hemos abordado diversas problemáticas relacionadas con la salud mental. Es pertinente cuestionarnos si estas situaciones se presentan únicamente en zonas rurales o en poblaciones alejadas. Sin embargo, la evidencia indica que muchas de estas problemáticas también están presentes en áreas urbanas con infraestructura adecuada y acceso a servicios de salud. Estudios y experiencias en consultorios privados de psicoterapia muestran que los determinantes sociales, como la pobreza, la violencia y la discriminación, afectan la salud mental independientemente de la ubicación geográfica. Por lo tanto, es fundamental reconocer que estos desafíos no son exclusivos de territorios dispersos, sino que también se manifiestan en contextos urbanos.

Según el análisis nacional las principales barreras para el acceso son: estigmas, creencias erróneas, desinformación, rutas de atención confusas, carencia de personal y limitaciones económicas, determinantes sociales que no son exclusivos de "estar lejos", también está presente en los que "estamos cerca". Cuando en los países latinoamericanos, haciendo énfasis en el territorio colombiano, tratamos de abordar qué hace que la calidad de vida no sea la "mejor" en comparación con algunos países europeos, todos coincidimos en algo y es el factor económico y de acceso a derechos básicos para vivir. 

Es por esto que en RECSAM (la Red Comunitaria en Salud Mental) le apostamos a que existan posibilidades de acceso para todas las personas que necesiten de la psicoterapia, gusten de iniciar un proceso de exploración propia, quieran conocer acerca de su dolor y/o tengan una cuestión específica que clarificar en sus vidas. El acceso a la salud mental no es únicamente para las personas que están diagnosticadas con alguna enfermedad mental y que tengan el dinero suficiente para ir en su vehículo propio por calles pavimentadas a una cita en un consultorio en el mejor barrio de su ciudad. 

La salud mental debe ser asequible para quien la desee, puesto que no es una obligación ni tampoco es una razón de estigma, mucho menos deberá ser limitada o coartada por situaciones económicas. Es posible que los factores sociales y económicos incidan considerablemente en todo este fenómeno tan complejo que es la salud (o la enfermedad) mental; que quizás las administraciones públicas de turno tengan la mayoría de voz y voto para tomar decisiones que generen alto impacto.

Sin embargo, proyectos como RECSAM que tejen comunidades cercanas a la salud mental, que dan punzadas incómodas para poder desmitificar la psicoterapia y acercar a las personas a ellas, podemos aportar poco a poco a que sea una posibilidad para todos y todas. La centralización de los recursos afecta negativamente a las comunidades y territorios más dispersos de los países.; pero no solo ocurre con los presupuestos públicos, también ocurre con los consultorios psicológicos.

Los espacios no pueden ser estáticos en lugares, deben movilizarse hacia donde se encuentren las personas, deben estar en donde se encuentre los grupos poblacionales; en otras palabras, los psicoterapeutas tenemos el deber ético de operar para la gente y sus demandas sociales y psíquicas, mas no funcionar sin criterio alguno únicamente para las entidades públicas y privadas con sus modelos estandarizados de intervención que solo aportan estadísticas, asistencias o actas, para el desembolso de rubros, sin incidir realmente sobre las afectaciones a nivel país que poseen los territorios.

Poseemos, como profesionales de la salud mental, la capacidad para entender que los sujetos tienen dolencias y angustias que van más allá de lo económico y de una firma; se requiere que tratemos con calidad y dignidad (para ellos y nosotros como psicoterapeutas), pero también que velemos por su acceso a los espacios. Garantizar este acceso no solo es un acto de justicia social, sino una condición esencial para construir comunidades fortalecidas y con mayor bienestar mental.

Escrito por: Juan Pablo Gómez Guerra, 27 de mayo del 2025.

Fuentes:

Freud, S. (1930). El malestar en la cultura. En Obras Completas (Vol. XXI, pp. 59-145). Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Ministerio de Salud y Protección Social (2024). Análisis de Situación de la Salud Mental con Énfasis en Determinantes Sociales. Colombia.